jueves, 29 de julio de 2010

Palabras. Más que palabras.


Piensa bien las palabras que vas a usar.
Recuerda lo que siempre hemos conversado "las palabras son poderosas", no te vayas a equivocar y logres los resultados que no quieres por usar las palabras incorrectas.

El otro día dijiste muchas cosas no tan agradables sin pensar. Más tarde te costó mucho pedir disculpas, tomaste valor y lo hiciste (se lo difícil que te resulta hacer eso. Si eso, eso de pedir disculpas), eso te hace grande, siempre he admirado tu capacidad para ser más grande que los problemas y lo retos que tienes que enfrentar. Pero el daño ya estaba hecho. Ya el clavo estaba clavado, recuerdas la historia del trozo de madera y de los clavos, verdad? esa historia que me contaste un día.

Si no me equivoco dijiste algo asi:
"Había una vez (asi empiezan todos los grandes cuentos)..... un hijo que fue a hablar con su padre porque tenía problemas con su mejor amigo. Su mejor amigo. Nuevamente habían discutido por una tontería (al final de todo las discusiones siempre son por tonterías).

-Yo estaba enfermo con fiebre y escalofrios -dijo el hijo- y él me hizo preguntas que no debió hacerme, me molestó mucho. No sé si se estaba preocupando por mi o me estaba recriminando porque no me cuidaba. Asi que le dije cosas que no debía.

- Y supongo que él hizo lo mismo, te dijo cosas que no sentía ni quería y se hicieron daño -dijo el padre.
- Si.
- Y ahora tu estás mal, verdad?
- Si.
- Y él como está?
- No sé, no me interesa.
- No te interesa?. Si no te interesara no estariamos conversando sobre eso ahora. Tú sabes que él tambien se siente mal, asi como tú, verdad?
- Supongo que si, pero como él ha generado todo esto, como él siempre dice.
- De verdad importa quien lo generó? creo que no. No es la primera vez que discuten, verdad?
- No, no es la primera vez
- Y cada vez que discuten lo arreglan como buenos amigos, verdad?
- Si, pero yo siempre tengo que dar el primer paso. Él no sabe pedir disculpas, nunca lo hace, sólo se queda callado.
- Pero ustedes se conocen y sabes que hay en su corazón. Por eso son amigos, porque se ayudan y complementan. La paciencia que tú no tienes, él si la tiene y la capacidad de pedir disculpas que él no tiene, tú si la tienes.
- Es que ya me cansé de ésto, de siempre discutir.
- Me imagino.
- Sigueme, vamos al jardín.

Sabía que venía una lección y debía estar muy atento.
- Ves ese trozo de madera?
- Si papá.
- Con esos clavos y ese martillo te voy a pedir que recuerdes cada vez que le dijiste a tu amigo cosas que no debías, cada vez que usaste palabras que no debías usar y que generaron una de las peleas que tuvieron. Por cada una de ellas clavarás un clavo en la madera.
- Uyyy van a faltar clavos.
Mientras iba poniendo cada clavo recordaba con pena cada discusión. Cada golpe era muy doloroso.

Al cabo de una hora, regresó el padre a ver el trabajo de su hijo y lo encontró clavando los últimos clavos.
- Muy bien hijo, ahora mira esa madera llena de clavos. El corazón de tu amigo es como esa madera, cada vez que discutiste con él fue como colocarle un clavo muy doloroso. Y asi no se puede vivir.
- Cierto.
- Pero gracias a Dios, existe el perdón y la reconciliación. Ustedes también se han perdonado muchas veces, verdad?
- Si, muchísimas.
- Ahora lo que vas a hacer es sacar de esa madera un clavo por cada vez que se han disculpado y se han pedido perdón.
El hijo iba recordando con alegría cada vez que se recordaban como los mejores amigos, juntos eran invencibles.

Al cabo de una hora regresó el padre y vio a su hijo sentado, observando la madera que tenía un solo clavo.
- Ya terminé y me he sentido muy contento de sacar todos y cada uno de los clavos, y ahora entiendo porque me siento mal
- Por qué te sientes mal? - preguntó el padre
- Porque aun queda un clavo por sacar
- Sólo eso?
- Bueno, además hay algo que no se si pueda reparar. Mira como ha quedado el trozo de madera. Tú me dijiste que era como el corazón de mi amigo y después de todad las peleas y reconciliaciones a quedado llena de huecos y orificios. Y aunque ya no estan los clavos la madera queda muy debíl y llena de huellas."

Esa historia que me contaste, recuerdala siempre.
Cuida las palabras que uses.
Las palabras pueden unir al mundo o generar las más horribles guerras.
Son como el carbón encendido que mantiene caliente la relación o son como el hielo que sólo enfría la comunicación.
Por mucho que quieras o ames a una persona, cuida las palabras que le vas a decir.
Usa las palabras para construir, para edificar.

3 comentarios:

  1. es cierto...pero como saber cual es la palabra correcta que debo decir???

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  2. Muy interesante la pregunta, es la pregunta del millón.
    Sólo hay que dejar hablar al corazón:

    http://www.youtube.com/watch?v=8GigFqVs_R8&NR=1

    A veces el miedo, ese gran enemigo de la humanidad, no nos deja decir las palabras adecuadas.
    Prometo profundizar el tema...

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  3. Quizás hay que empezar por las palabras mágicas: POR FAVOR, GRACIAS, PERDÓN.

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